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martes, 6 de marzo de 2012

Capítulo 4

A la mañana siguiente, me tuve que levantar temprano porque tenía clase. No había dormido en toda la noche y tenía sueño. En lase no podía dejar de pensr en David, y cada segundo se me ocurrían cosas peores que le podían haber pasado. Y, para mi mala suerte, nos hicieron un exámen sorpresa. Al salir del instituto, en vez de irme a casa con mis amigas, me fui sola y cogí un atajo que era por dónde íbamos David y yo los findes de semana cuando quedábamos para ir al cine o a alguna otra parte, y pasaba por su casa. Me asomé a la ventana, y por la rendija de las persianas pude ver que había cajas grandes y parecía que estaban llenas. El coche tampoco estaba. Iba a intentar llamar a David por milésima vez, pero él se apresuró a mandarme un mensaje: Lo dejo. David.
No había que conocerlo demasiado como para saber lo que significaba;Quería cortar conmigo. 
Tantos años juntos, tantos buenos momentos, tantos momentos confesados... para nada. Empecé a llorar. De camino a mi casa, pensé en si lo volvería a ver, y en que si lo veía, en qué le diría. 
Al llegar a casa, tuve suerte de que mis padres se habían ido con mi hermano a un partido de hokey sobre hielo. Si me veían llorando, se preocuparían, y no quería decirles lo que me pasaba. Pero estaba mi abuelo, que siempre está preocupado por mí y por Óscar. Me fui directamente a mi cuarto, sin hacer ruido, y no se enteró de que yo llegara a casa (quizás sería porque estaba un poco sordo) Me conecté al ordenador y ví que estaba mi mejor amiga conectada. Tenía que contárselo. Miré su estado: "David Fernández, TODO; 2/11/2012." Justo hoy. Me di cuenta de que ni David era un buen novio, ni Gisela una buena amiga. Me dieron ganas de tirar el ordenador por la ventana, pero sabía que no me comprarían otro, y no lo hice. Gisela empezó a hablarme, como si no pasara nada. Yo le seguí la corriente, pero por dentro la odiaba como no había odiado nunca a nadie. 

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